El reconocimiento y
respeto a la diversidad cultural en la escuela, posibilita la construcción y
proyección de compromiso social con sus miembros.
Uno de los retos es lograr la integración social del niño o de la
niña en la escuela, para ello se requiere que la totalidad de los maestros y maestras, comprendan que,
en la mayoría de los casos si no en todos, el estudiante puede ser capaz de
alcanzar satisfacción dentro de la escuela al margen de su situación. Por
consiguiente, la escuela debe abordar las diferencias
individuales, así como aquellos factores que han sido considerados limitantes
para el progreso del estudiante, logrando impactar de manera positiva al
entorno social en el que está inmerso. Dicha proyección supone la supresión,
así como en el colegio, de las diferencias culturales que persisten más allá de
la institución.
Entender
la diferencia, reconocerla y respetarla en el grado que ésta merece, implica un
serio ejercicio de tolerancia que se reflejará en el contexto inmediato del
estudiante. Lo cual determina una nueva forma de relaciones que redundan en una
nueva sociedad, alejada de los prejuicios, que se han arraigado a través del
tiempo, donde habrá cabida a la
multiculturalidad.
Con
ello, se ha dado como resultado que exista un respeto real, por las
diferencias, se ha pasado de la burla y las agresiones en torno a los orígenes
étnicos, sociales y culturales al compartir de saberes y experiencias donde se
han suprimido tales agresiones. Los estudiantes han encontrado en el uso de
herramientas tecnológicas la posibilidad de conocer más de sus compañeros.
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